DEJÉ ABIERTA
Dejé abierta la puerta de mi alma
y la soledad, siempre en tránsito,
buscó cobijo en las crudas atalayas
de mi casa vacía.
Ahora, compartiendo cama y mesa,
ebrias de recuerdos ya sin ojos,
nos abrazamos en una íntima pira
de tristeza cotidiana.
Abrí la puerta de mi alma un día
y se coló la soledad, como en un tren,
sin pagar billete de regreso.
de "La Revolución del Llanto" (Ed.Torremozas, 1994)
(Imagen de Anna Fioravanti - http://annafioravantiactividades.blogspot.com/)
1 comentario
MANUEL RUBIALES -
Vino y besos