SIEMPRE OLVIDO ALGO
Siempre olvido algo
al asomarme a tus ojos:
el paraguas, el reloj, las llaves...
La memoria declina
en un murmullo de compases
y todo se rinde, se eleva,
como si nada fuese necesario,
lejano e irreparable.
Más tarde descubro
que la lluvia ha calado mi silencio,
el tiempo se ha deteido en la nada
y soy una extraña en el umbral de mi casa;
así pues, me siento en la escalera
y evoco tus ojos
colmados de útiles descuidos.
"La revolución del llanto" (Ed.Torremozas, 1994)
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manolo rubiales -
Vino y besos