A PESAR DE TODO, SIEMPRE, LA ESPERANZA
Hoy quisiera llorar sobre las cascadas de lodo que encumbra el silencio de las fosas vacías; derrumbarme en oleadas ígneas de pestilente cordura; nacerme de nuevo sobre el caótico despertar de los olvidos, para así inmolarme como las beatas cobrizas que sueñan ser vírgenes adúlteras sobre un paisaje de espinas y estigmas.
Hoy quisiera clavarme un puñalito dorado impregnado de acíbar, carámbanos y hambre. Desfilar por las sombras con una patética imagen de mi propia soledad devorando fantasmas, como lombrices de lluvia, para inventarme un karma lleno de altares y arcángeles desmemoriados.
Pero acabo de mirarte a los ojos, como quien descubre Ítaca más allá del finito, y me reclino a besarme la esperanza, tras amamantar el susurrar de un niño. Que aquí, sobre mis manos de lunas debilitadas, crecen auroras sin nombre ni pregunta. Debe ser el milagro de la vida o quizás este viento sin nombre que despeina esperanzas alerta más allá de la sombra. Debe ser esta enconada pasión por encontrarte, desnudo y virgen, sólo para mí, sólo para el mundo.
4 comentarios
Sacra -
Vuestra luz y esperanza también me llega a mí.
Besos inmensos.
rosa jimena -
Un abrazo a mi poeta mágica
Juana -
Gracias por levantarme el ánimo, hoy lo necesitaba.
fatima -