DUENDES CURATIVOS
A Loren
Los duendes duermen en calcetines de terciopelo por eso, a ratos,
les sorprende la primavera desnudos al raso y con la sonrisa en el bolsillo.
Saben de leyes mágicas que nadie desconoce pero que todos olvidan
y se acomodan en la infancia, vestidos de esperanza, entre la vanidad de la inocencia
y la cálida concupiscencia de la melancolía.
Saben del efecto curativo del silencio entre la efervescencia frutal de las caricias
por eso, taciturnos y entregados, resuelven los enigmas con descansada alegría
entre sábanas y musgo o empujando barcas en lagos de primavera perenne.
Los duendes, cuando lo son, no se lo dicen a nadie hasta que un mayo cualquiera,
alguien con la lógica despistada y el sueño siempre alerta, los descubre enhebrando jazmines,
entonces, sorpendido en la sorpresa, te invitan a surcar los horizontes de ciudades enamoradas,
allí donde vive el hada de sus sueños con las puertas de los ángeles abiertas.
(Quien vio alguno lo sabe por eso, a veces, sin lluvia, llueven caramelos.)
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Bego -
Clarisa -
capitan garfio -