RESURRECCIÓN
Y lamiendo sus heridas quedé dormida,
más tarde, cuando el día rozó
la tímida línea del horizonte,
observé el hueco que dejó a mi lado:
un acantilado desbordado de luz...
Le vi cruzar la calle en busca de la vida,
mezclándose entre el gentío
como si sólo fuera un hombre
tras resucitarme de la muerte.
2 comentarios
La imantada -
Un abrazo enorme.
Rosa -
Bendito todo aquel que nos hace resucitar de nuestras repetidas muertes.