VIVIÉNDONOS
A Lola y a Jesús
Todos sabemos que después de una noche amarga
viene un amanecer distinto,
no es blanco, ni es negro,
no es ni mejor ni tampoco es peor,
ni siquiera es esa idílica estampa
de un paisaje deshaciéndose en utopías fugaces.
Es... distinto.
Hay hadas a las que se les amputan las alas
para que no vuelen fuera de los límites de la cordura
pero yo sé de algunas que, aun con grilletes,
se roen los huesos para besarse a escondidas.
También sé que escupir gladiolos en mitad de las avenidas
es una infamia sólo apta para felices y poetas
por eso, eructar verdades en ágapes de orgías estelares
se sanciona con miradas esquivas y recortes de presupuesto emocional.
Pero ¿qué voy a deciros yo que no hayamos vivido
en ésta o en otras vidas?...
ya me conocéis soy de las que siempre olvida las normas y las injurias
con el penúltimo sorbo de cerveza.
2 comentarios
A do outro lado da xanela -
Un besazo!
Bego -
Qué hermoso es encontrar personas con las que beber ese penúltimo sorbo de cerveza, para romper los grilletes y olvidar las normas.
Un beso gigante para Lola y Jesús.