OTRO AÑO MÁS
Así, como si un vendaval hubiese arrancado todas las hojas del calendario, un año más se nos acumula en la memoria, entre las costillas y el estómago, entre la apatía y la indiferencia. Entramos en el nuevo deseándonos felicidad, prosperidad, paz, amor universal... yo sólo me conformo con seguir viva dignamente, respirar en libertad dentro de la cárcel de mis pulmones y dejar que la esperanza, de vez en cuando, se instale entre mis manos para vivir una temporada con la euforia de la espera inocente. Si miro al mundo, pocos cambios se auguran para este nuevo número en el almanaque (no quiero ser catastrofista pero ya los años, con su enconada experiencia, nos van dando esa incredulidad que, como un cáncer, acaba destruyendo todo síntoma de irracional fe). No hay fechas importantes para el odio, ni para la violencia, no existe el día de la celebración del alto el fuego, del fin del hambre, de la parálisis del asesino... no existe un congreso especial para la instauración del abrazo, del respeto, del beso... Allá donde se posan mis ojos sólo hay humo y sangre, mujeres que siguen siendo maltratadas, otras encerradas en sus prisiones de burka, masacres en Zimbawe, en el Congo, en Gaza... muerte y más muerte de inocentes mientras el poder sigue impasible celebrando un año nuevo a golpe de himno y anillos de oro para la buena suerte. Seguramente no os merecéis una perorata tan crudamente triste después de la resaca de las uvas pero yo soy: imprevisible y estridente, habitante certera de la oscuridad de los pozos y vecina aspirante a paraísos que, cada vez, me resultan más ajenos. Ojala tenga que tragarme, algún día de estos, esta negatividad que me habita, mientras tanto, ya sabéis: Amor y Firmeza, lo demás es humo que se llevan los calendarios en su tránsito.
5 comentarios
Vicente -
hace más transitable
la travesía.
Besos y versos.
Khumeia -
La realidad la construímos en equipo y minuto a minuto.
Jaime G. -
manolo rubiales -
Maite Sánchez -
Pues estoy de acuerdo contigo, cada año que pasa el mundo está peor, y sí, es terrible.
Yo también soy candidata al paraíso, que empieza dentro de uno mismo, construyéndolo despacio, como tú dices, con mucho amor y firmeza.
Que ese cielo interior nunca se desvanezca, porque es lo único que tenemos para sobrevivir en este duro mundo.
Besos.