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SUPERVIVENCIA EMOCIONAL

COTIDIANA ETERNIDAD

PASAR PÁGINA

PASAR PÁGINA

No pensar. No decir. No reír. No llorar. Empezar a escuchar la canción del río que abraza ninfas sobre volutas de lluvia. Desoír a las sirenas. No esperar. No tejer. Dejar que Ulises retome el sueño de Ítaca sobre el naufragio del viento. Cerrar los ojos. Abrir la ventana. Volar. Sembrar el jardín de la esperanza con pétalos de futuro y dejar que la hiedra hable con voz de poeta enamorado. Entregarse al beso. Desdibujar la memoria. Plegar el llanto en herméticos camafeos. Dejarse llevar por la luz que desprende el repentino verano y aterrizar sobre el mundo con la virginidad persistente del amanecer más puro. Callar. Silenciar. Olvidar. Pasar página.

LOS TOQUES DE ATENCIÓN

LOS TOQUES DE ATENCIÓN

Din...don...din...  Señoras, señores, está a punto de comenzar el acto... Su tabaco, gracias y recuerde que fumar perjudica seriamente su salud y su bolsillo... Si quiere consultar su saldo pulse uno... Insert coin... ¿Doble de queso con chisburguer o chiquen quichen con extra de cebolla?... Cincuenta el completo... No alcol pala niños... ¡Cómo me baje del andamio te vas a enterar, morenaza!... Prohibido el paso con calcetines blancos y mucho más si eres negro... ¡¡SOS, un troyano acaba de invadir tu memoria RAM y no es Brad Pytt!!... Aumenta tus pechos, tus labios y tu pene en una misma intervención, precio especial para hermafroditas... Din...don...din... el vuelo 666 con destino al Edén se ha cancelado por falta de pasajeros, consulten con su operador turístico para futuras expediciones en los siglos siguientes... Durum con queso, patatas y bebida, ¡qué bonita noche señorita!... Off the record... Se sienten coño... ¿Me entiendessss?... A mi derecha la salida de emergencia en caso de accidente, a mi izquierda para los suicidas... Windows está buscando una solución a su problema... Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa... Las rojas por la mañana, las azules tras la siesta y, por la noche, el supositorio que siempre relaja... ¿Estudias o trabajas?... Votó... ¿Me concede este baile?... Anda paya, complame las toballicas pal bidel... Din...don...din... El tren de cercanías de Madagascar a Peñíscola va a hacer su entrada por la vía ochenta y cinco mil... No found... Te acompaño en el sentimiento... Game Over.

REVOLUCIÓN INDIVIDUAL Y OTROS GUISOS

REVOLUCIÓN INDIVIDUAL Y OTROS GUISOS

Voy a iniciar una revolución para mí sola. Un tinte nuevo, exótico y estridente. Mechones que insinúen silencios y declaren fobias implacables. Bolsillos que se ajustan a la circunferencia del beso y ollas que inundan sofritos entre salpicón de leches aguadas y rechinar de dientes sobre el hígado del infortunio. A partir de hoy me declaro en huelga de acertijos, misterios desvelados y ocultas mata-haris que se desmelenan más allá de sus propios volantes de novia inmaculada. Nací indecente, poeta y crédula y a veces pienso que la vida, a pesar de todo, merece la pena.

LUCHANDO EN LA INTIMIDAD

LUCHANDO EN LA INTIMIDAD

Porque no me gusta que me cuenten mentiras, ni cuentos inventados por políticos corruptos. Porque me molesta el sudor que se esconde bajo capas de Massimo Dutti, la pólvora gratuita y la acera de la calle nueva vestida para cualquier domingo de ramos. No me gusta el sabor de la duda, ni el de "quiero y no puedo o no debo aunque me apetezca"... aborrezco las interrogaciones cuando se prolongan a través de los siglos de mi esperanza. Detesto el silencio cuando no es necesario y los pliegues planchados en las faldas de cuadros; el queso gruyere y los discursos monárquicos, la leche cuajada y los pelos en el lavabo. Me molesta que mi hermano anónimo pase hambre, ese apéndice mío que lleva el nombre de mi propio apellido. Que tú me mires por encima del hombro o de las rodillas sin saber que ayer mismo me arrepentí de estar muerta. No me gustan los tangos en París ni los collares de macarrones, las mantelerías con puntos de cruz ni las ensaladas aliñadas sin aceite de oliva. No quiero que mires otros horizontes que vayan más allá de mis pestañas... por eso lucho, porque quizás algún año amanezca domingo todo el calendario.

LAS CULPAS, EL AMOR Y EL DESEO

LAS CULPAS, EL AMOR Y EL DESEO

La culpa la tiene siempre el amor... o las hormonas... o esta desazón descarrilada que llega en el vértice de la menopausia agónica de los gladiolos. Quizás sea este conocimiento prematuro del olvido, esta auténtica magia que ahuyenta la sorpresa o ese sentido transparente que viaja líneas ferroviarias entre estaciones de llanto. Es saber de la fugacidad y el milagro baldío, la palabra imprecisa que devora el aliento o esa inusitada cruz que arrastramos a través de los siglos y las sombras como condenas insalvables sobre el estertor de los muertos sin nombre. La culpa no es del hambre ni del fuego, tampoco la tiene la lluvia ni el calendario, la culpa es de los brazos y los besos que se empeñan en seguir desbordándonos de luz la mullida cintura del alma. La culpa es del camino que nos encontró, hace años, mientras transitábamos una desbordada juventud de cicuta ambigua. Por eso ahora ya no nos quedan palabras para insultar al destino ni a la memoria tampoco.

PEPINOS, MENTIRAS Y REVOLUCIONES EMOCIONALES

PEPINOS, MENTIRAS Y REVOLUCIONES EMOCIONALES

Me gustan las ensaladas, tus ojos, la dignidad del que trabaja, la mujer que suspira, el niño que sonríe. Me gusta el olor de la ropa tendida al sol, la luz que cae más allá de la tarde, la verdad transparente, la mentira pertinente. Me gusta saberme respetada mientras revuelvo sábanas con sabor a saliva. Me gustan las manos de mi madre. Me gusta el olvido, el calendario, el lívido recuerdo y los diarios escritos con grafía furtiva. Me gusta vivir y compartir la vida con todos los que me quieren, incluso con los que intentan des-quererme, por eso sentada frente al mundo, con tanto ingrediente milagroso, os miro a los ojos de la historia reciente para deciros, con esa voz de ultratumba que sólo sacan los poetas moribundos: "no contad más mentiras y dejadnos comer pepinos en paz".

CON LA ETERNIDAD POR DELANTE

CON LA ETERNIDAD POR DELANTE

-Y ahora ¿qué?...-le preguntó mientras limpiaba la guadaña con precisa parsimonia.

-¿Ahora?... me gustaría que alguien me diese un beso de amor, de esos que perduran más allá de toda memoria- contestó cabizbajo sabiendo que si hay algo que no se puede suplicar es amor verdadero.

-Deja de pedir tonterías, regresa al ataúd y sigue haciéndote el muerto que es lo mejor que has hecho en esta vida. Ahora te queda toda la eternidad para mirar el corazón y no el culo.

TRES EVENTOS, TRES DÍAS Y UN DESCANSO CASI ETERNO

TRES EVENTOS, TRES DÍAS Y UN DESCANSO CASI ETERNO

Maripiti... que ya mismo abro telón y tienes que llevar puesta tu corona de margarita... Bienvenidas autoridades, las que se hayan honrado en venir... Que me da igual que ya mismo cumplas los sesenta que o me subes la voz o te hago la traqueotomía, aquí mismo, con una cucharilla de café... Se me pongan en fila y en profundo silencio... los gusanitos son para luego y el que no baile no tiene gominolas... El estómago sirve para algo más que para engullir patatas... inspiración... respiración... Como toques otra vez el telón te dejo sin aplausos... Un poco de orden, por favor... la cortesía ¿cuánto dura?... Lo siento pero los padres no pueden entrar, con siete años saben vestirse solos aunque nos parezca imposible... Otra vez se te ha vuelto olvidar poner el acento andaluz... pero, chica, si has nacido en La Mancha, deja que la palabra fluya con su propia naturaleza vital... Entre este baile y el otro ¿tengo que hablar mucho, mira que a estas edades la salivación es un proceso casi de refuerzo vital... Miramos al frente... sonreímos y... uno... dos... ¡¡hala, a tomar el fresco la coreografía!!... Saludamos de forma ordenada... tú con tu marido... ¡¡¡el legítimo no... el de la obra!!... Nene, tráeme otra cerveza que me voy a suicidar con una sobredosis de cebada gaseosa...

Y así, después de casi un año de escribir, remodelar, ensayar y preparar tres espectáculos... aguantar dudas, llantos, mocos y algún que otro gesto de díscola rebeldía he finalizado... ¡¡POR FÍN!! lo que ha resultado ser el fin de semana más frenético de mi vida profesional. El jueves empezamos salvando la naturaleza con los más pequeños del cole, el viernes presentando el espectáculo de batuka en el Castelar de Elda y el sábado el estreno de la obra de teatro "Los conejos", de Arniches, que he dirigido para la escuela de adultos. Los tres espectáculos han sido un triunfo (a pesar de mi influencia)...

Ahora quiero dormir... dormir como duermen los niños cuando acaban de mamar... con esa placidez especial que les hace enhebrar sueños imposibles o inalcanzables, para esperar que mañana sea otro de esos días inolvidables en los que seguimos sembrando margaritas en las plazuelas de las piaras.

 Imagen: Dreamstime  http://es.dreamstime.com/stock-photos-hand-with-heart-aflame-image15955343

FLEXIÓN Y REFLEXIÓN

FLEXIÓN Y REFLEXIÓN

Y uno… y dos… ommmmmm…. el nenico que se presenta por esos nuevos matrimonios electorales parece tener buen carisma, lástima que la foto sólo llegue hasta la cintura… Y tres… y cuatro… la mejor, sin duda, la que quiere renovar el cargo… ¡¡qué de laca al viento!!... ¡¡qué cintura de avispa!!... ¡¡qué cutis terso y brillante como el de una adolescente enamorada de vida!!... (¡¡qué de bien funciona el fotochop en estos casos porque luego vas a pedirle que te arreglen la acera para que no se escoñen más abuelos y ya no la conoces!!) Y cinco… y seis… ommmmm…. y si no el otro, que ya me sé yo su vida, pared con pared veintisiete años con una prima hermana de la cuñada de su vecina paterna que tuvo que separarse de su marido porque, al parecer, recibía menos orgasmos que expectativas de futuro un parado. El caso es que lo conocía muy bien, creo que compartieron langostinos en la boda de una tía segunda y, según me contó, chupaba las cabezas con muy mala baba. Y siete… y ocho…  La otra tampoco me gusta, tiene cara de tomar poca fibra, debe ser que tanta frustración electoral le ha hecho tapón en el intestino del ímpetu y ahora está como estreñida emocionalmente… Y nueve…. y diez… y ommmmmmm….. Flexión… reflexión… ¡¡Hala, ya he cumplido con mi deber democrático y mi puesta a punto para el verano!!... aún me quedan algunos cabos por atar pero en cuanto me invites a una cerveza te los ato en un santiamén.

CONOCER Y OLVIDAR

CONOCER Y OLVIDAR

Con el tiempo te das cuenta que sólo existen dos tipos de personas: aquellas que merece la pena conocer y esas otras que sólo merecen ser olvidadas. Del primer grupo tengo muchísimas, tanto que si nos planteásemos organizar una revolución de pájaros y pétalos, seguramente, acabaríamos derrotando cualquier forma de pensamiento negativo. En cambio, del segundo, sólo son muy pocas, ruidosas y grises, herméticas y generosas en misiles de amargura; seres voluptuosos que no se cansan nunca de inventarse formas nuevas con las que delimitar la ternura y que siempre aparecen vestidos como si acabaran de estrenarse en la virginidad de la diplomacia. Han sido muchos los años que he tardado en llegar a esta conclusión, demasiadas lágrimas e interrogantes inquisitorias, pero me alegra saber que de los primeros aún me quedan muchísimos por conocer y, de los segundos, también.

UNA LÍNEA MÁS EN EL CURRÍCULUM

UNA LÍNEA MÁS EN EL CURRÍCULUM

No vamos a negarlo: a estas alturas a todo el mundo nos gusta que nos digan lo guapos y altos que somos, lo sabrosas que no salen las paellas el domingo y lo estupendamente válidos que aparentamos ser en las fotos de la oficina, aunque, en la mayoría de los casos, sea mentira o sólo un modo de edulcorarnos la existencia. La verdad, en cualquier caso, no siempre tiene que venir acompañada de la cruda, y a veces tensa, realidad. Yo, a falta de cintura de avispa, dosis para el arroz y una nómina de cotización saludable me dediqué a la poesía, sobre todo porque, aunque detesto las mentiras y las adulaciones huecas, sí soy, como cualquier mortal, presa de una enconada vanidad que me hace elevarme, de vez en cuando, desde el lodo de los días grises. Es por ello que mi vida laboral va tanto igual que los días de primavera: hoy cae una lluvia lívida como un manto de luz, mañana el sol nos achicharra las neuronas o pasado debemos desenterrar el abrigo para no congelarnos la esperanza. Y este fin de semana, gracias a uno de los poetas que me resultaban más soporíferos de mi infancia (con el tiempo me he dado cuenta que la poesía y la infancia no siempre son buenas aliadas), he conseguido añadir una línea más a mi currículum, vamos que me he traído el premio de poesía de las VI Jornadas Manriqueñas de Segura de la Sierra. Premio segundo que resultó ser único pues el primero quedó desierto (lo cual confirma que la poesía y las matemáticas tampoco son, a menudo, buenas aliadas). Sea como sea yo fui aclamada, aplaudida y elevada a la altura de los grandes y más meritorios (sobre todo porque este maravilloso pueblo está ubicado en las propias nubes que circulan por Jaén); también es cierto que, amén de la inapelable decisión del jurado, allí gran parte de la gente a la que amo: mi sango-santo compañero, mi hija, mis amigos… que, más allá de mi propia incredulidad, me aportan energía suficiente para no desvanecerme entre las rimas inútiles. Eso sí, tuve que recoger el premio “vestidica” de señora medieval… pero eso ya lo contaré otro día.

LO QUE CIRCULA POR MI BOLSO

LO QUE CIRCULA POR MI BOLSO

Pastillas para la afonía persistente y envolvente. Un huevo kinder sin sorpresa ni envoltorio. Kleenex usados a medias con lágrimas de mentira y mocos primaverales. Las llaves que juegan al escondite siempre que se les necesita. Un monedero que, con cuatro céntimos, parece albergar los diez mil doblones de oro que encontrara Barbarroja. Un pintalabios tímido y, comprado en los chinos, que se pone colorado al verme la boca y un bolígrafo que, de tanta sequía, sólo escribe cuando quiere en las servilletas de los bares. El teléfono móvil que no escucho a pesar de que vibra como si anduviese en una orgía de elefantes y una agenda de plástico negro donde escribo números de teléfono que acabo olvidando. Una libreta diminuta donde pinto palabras, pequeños retazos de versos que agonizan o la lista de la compra de la que siempre se descuelgan las galletas con su oronda emoción de infancia. Chicles de fresa que no me gustan, los miméticos zapatos de la Barbie que se empeña en descalzarse cuando salimos de casa o la última aventura de Kika Superbruja por si acaso se me ocurre comprarme una escoba nueva. Mi bolso es la sección maternal de un mercadillo de barrio en un día de rebajas y aún me preguntan qué quiero para el día de la madre... como el amor en la canción, se me rompió la cremallera de tanto usarla.

LAS PALABRAS, LAS NUESTRAS

LAS PALABRAS, LAS NUESTRAS

Los pensamientos elevados están bien, las frases inventadas por filósofos, los engolados versos de los poetas, incluso las historias de los manuales del perfecto ciudadano. En este mundo de palabras vacías me han seducido tanto los panfletos electorales, como la composición del champú anticaspa o los libros de autoayuda que siguen vendiendo paraísos ficticios como Gólgotas ensangrentados. Las palabras me buscan desde que tengo uso de razón y yo las amo con el lascivo envite de un orgasmo fugaz y cierto, consuelo efímero del viento que anda enfermándose de amor léxico. Por eso ellas llegaron a mí así, despojadas del artificio de la gramática y el corsé de la ortografía, cuando sólo balbuceaba incoherencias en aquel mayo de revoluciones iluminadas. Ellas me nombran puta o reina, me liberan del yugo de la razón cotidiana y se entremezclan en mi saliva como volutas de vida que quisieran diluirse en la sangre aparente de los cobardes. Las palabras de los otros están bien, adoptarlas por días o siglos, también, pero sólo aquellas que se han parido con el dolor de la tinta son realmente nuestras, las que nos elevan o entierran definitivamente en el sueño mordaz de los vivos.

LLORAR PARA VIVIR

LLORAR PARA VIVIR

Como quien reza un avemaría, salta de la cama con el pie derecho o besa un retrato maltrecho con el moho de la distancia; yo amanezco llorando, con esa sensata fortaleza de la luz efímera.

Me libero del útero de las sábanas mientras un zumbador aullido de catástrofes vespertinas, me pone al día de las hambres y las guerras, de los huracanes y las crisis, de los intermitentes gozos que nos venden humo sobre volutas de olvido.

Lloro porque es miércoles, o quizás no lo sea; porque apenas percibo el olor de la lluvia; porque el hambre sigue acechando sobre las esquinas donde el cartón se acicala con palaciega premura. Lloro porque mi vecino llora: el del piso de enfrente, el de la frontera de al lado, el del olvidado continente... Y llorándoles a ellos, me lloro a mí misma con la urgencia devastadora de los días innombrables.

Después, como quien se desviste del pijama y de las pesadillas, miro hacia el íntimo despertar del nuevo día. Me acicalo la voz, me peino la esperanza y derramo bálsamo de aceitunas azules sobre el inmenso deseo por seguir volando. Aún es pronto para darse por vencida y demasiado tarde para desabrigarse de los versos.

Y así empiezo cada día, eternamente, desde aquel mayo que asomé a la luz del mundo lleno de penumbras.

LA ALEGRÍA DE VIVIR

LA ALEGRÍA DE VIVIR

Pues sí, Marianto, es cierto que no todos los días amanece el horizonte con mueca de tristeza, ni siquiera las ventanas, enclaustradas por el gélido enero, se derrumban desganadas tras las persianas cobrizas, ni tampoco las farolas ahogan sus bombillas entre lágrimas y lamentos vespertinos. Afortunadamente las puertas siguen abriéndose como bocas lascivas de besos enamorados, las carreteras acarician el asfalto con abrazo de siglos y allá donde el silencio se torna sinfonía de dioses una leve sonrisa de esperanza devasta las hordas de los inclementes pesimistas. El misterio está en el equilibrio. Horas blancas sobre minutos grises, carcajadas de gozo sobre la congoja de la herida, bocas que supuran primaveras de siglos sobre la ingrávida desolación de unos labios vacíos. Y el tiempo transcurriendo sobre los calendarios miméticos que anuncian un mínimo atisbo de días festivos sobre la yunta monótona del día detenido al borde del abismo.

Pero es cierto, Marianto, que la alegría se desplaza por los brazos como culebras vivaces y, de repente, todo lo que tocas se convierte en el oro magnánimo de los atardeceres libres, incluso aquello que queda lejos de la memoria y del olvido. Por eso hoy te has acordado de mí y yo, sin proponérmelo, me he echado a reír sobre el minutero infame que marca las patas de gallo, sobre la salsa bechamel que agranda celulitis y cintura, sobre los apilados calcetines en el caótico cesto de la ropa inmunda. Me he echado a reír porque sé que, tras estos trastornados dientes, existe un corazón púrpura que me invita a renovar los ojos cada día.

Imágen: "La alegría de vivir" de Pablo Picasso

DESEOS PARA UN NUEVO AÑO

DESEOS PARA UN NUEVO AÑO

Que me dejen de mandar "e-milios" con salvaciones espirituales que jamás alcanzaré, paisajes exóticos que nunca visitaré y leyes morales que no puedo aplicar por mi enconada alegría de vivir sin tópicos; tampoco me gustan los que me incitan a salvar la patria, a proteger la familia o a buscar enemigos más allá de las fronteras limitadas de mis pupilas, a estas alturas todos deben saber que amo con la libertad que implica mi propia piel y con el respeto que me ofrece mi propia religión: el amor.

Que no me sigan calentando el gorro con la crisis, el paro, el apocalipsis y el armagedon. Que me den una palabra que hable de vida y dejen el resto para las homilías y los panfletos electorales. Que se callen los profetas, los políticos y los militares y también los militantes de la intolerancia, los mismos que firman comunicados con la sangre de los otros.

Que me permitan disiparme, distraerme, aborrecerme y adorarme siempre que me de la real gana, siempre que el sol salga para todos o la lluvia nos moje el refajo de la esperanza. Que no somos animales de rebaño con sus yugos y mordazas, la tierra es el campo libre que se abrió tras el enclaustramiento de los corrales.

Que continúe viviendo siempre que la dignidad me lo permita y que te siga amando siempre que tu corazón me abra la puerta. Lo demás es humo baldío que se lleva el viento con sus anhelos fugaces de oropeles distraídos.

DE NUEVO...OTRO CALENDARIO

DE NUEVO...OTRO CALENDARIO

Hoy es día de hacer balance para muchos. Yo me conformo con cocinar una ensaladilla rusa y que no falte ningún ingrediente. Antes de poner en la balanza el latido positivo frente a la enconada impaciencia, antes de sumar los bienes junto a las pérdidas inevitables, antes de fustigarme la memoria con lo no aprendido, con lo nunca avanzado... debo pelar las patatas y ponerlas a cocer. Como en todo, un pellizco justo de sal hace que el paladar ponga en marcha los insólitos engranajes del placer sin mácula. A estas alturas intentar odiseas dignas de héroes inventados es una pérdida de tiempo y de energía sólo digna de la adolescencia más temprana. Yo sólo quiero dejarme en paz con mi conciencia volátil y caprichosa, ajustable y práctica como las fundas de almohada, mullida y reconfortante sobre el andamio descalabrado de mi historia. ¿De qué me sirve a estas alturas del calendario hacer balances dignos de un economista en paro?... Yo sólo quiero seguir viviendo, es decir, respirando; ver crecer a mi hija sobre el camino que anuncia tormentas y soles nuevos a partes iguales; saborear ese amasijo de hojaldres afrutados, en los que a veces se escapa la hiel y que muchos llaman amor; seguir creyendo en la gente, en los buenos, en los menos buenos, también en aquellos que olvidaron serlo o en esos otros que se han comprado un misal para creer que lo son. Yo sólo quiero seguir aquí, frente a vosotros, frente a los ojos del mundo deshaciéndome en palabras que ya no me corresponden, despojándome de la única riqueza que nunca me ha pertenecido: la voz. Yo sólo quiero romper este calendario para abrir uno nuevo sintiendo el aliento de la vida posarse en mi nuca, como si mañana mismo hubiera nacido de nuevo ante la sed del mundo.

LA NAVIDAD... OTRA VEZ

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Pues sí, Maricrisma, ya estamos de nuevo en navidad: la lotería y su ilusión baldía, las gambas congeladas por un bolsillo forzado, los polvorones con el aroma añejo del año pasado y el soporífero discurso televisivo con zambombas desconchadas y belenes sacrílegos. Hoy he visto a familias enteras buscando en los deshechos del supermercado bajo columnas millonarias de bombillas encendidas y me he desmentido a mí misma, nuevamente, queriéndome un poco menos para añorarme entre los huesos de los cuervos fugaces. Es lo que tienen estos tiempos de hipócritas calendarios, números en rojo sobre festividades fugaces y alegrías que suplantan la devastadora soledad del ser humano frente a su agónica necesidad de ser y respirar por encima de todo, por encima del íntimo impulso de sobrevivir con dignidad. Ahora sé, Maricrisma, que pensarás (como muchos lo piensan desde hace siglos) que soy la sombra oscura que eclipsa el brillo de las guirnaldas chispeantes y los domingos a mediodía, debe ser que con el barro que me fabricaron caducó en el mismo instante de fundirse en aquella costilla quebrada. Ahora cuelga el teléfono y déjame llorar hacia adentro, como lo hacen las rameras vírgenes que sueñan con edenes de plástico.

LA ERA DE LOS ANTÓNIMOS

LA ERA DE LOS ANTÓNIMOS

Blanco o negro. Té o café. Norte o sur. Barcelona o Madrid. Virgen o puta. Euforia o depresión. Zapatero o Rajoy. Alto o bajo. Católico o ateo. Letras o números. Pobre o rico. Sucio o limpio. Obeso o anoréxico. Inglés o francés. Sótano o ático. Paraíso o infierno. Yin o yan. Seco o húmedo. Hombre o mujer. Cerrado o abierto. Sano o enfermo. Risa o llanto. Verso o prosa. Amigo o amante.

(Algún día, definitivamente, entraremos triunfantes en la hospitalaria era de los sinónimos.)

PALABRAS PARA EDUCARTE, VERSOS PARA VIVIRTE

PALABRAS PARA EDUCARTE, VERSOS PARA VIVIRTE

Lávate bien los dientes. Sé educada y paciente. No dosifiques la risa. Mira a los ojos cuando te hablen sinceros y recuerda que antes de be y pe siempre va eme. No sorbas con música la sopa ni soples los fideos con aliento huracanado y ama, incondicionalmente, el viento que despeina tus cejas con un lírico levante de amapolas. Aprende que hay cosas que son inevitables: tres por cuatro siempre son doce y después de nacer lo único indiscutible es la muerte. Búscate un rincón en uno de los mares lunares y, siempre que puedas, viaja hasta sus costas a desenebrarte de la rutina y del llanto. La paella siempre en su punto y sin calendarios y el pescado, al menos, tres veces por semana. Lee como si cada página conservara la llave del misterio del mundo, vive como si cada segundo fuera el primero y el último de un aliento irrepetible, ama como si cada latido le hablara a la eternidad de tu trasparente esencia, magnánima e indefinible. Y después, ya sabes, abrázate a la libertad que te ofrece tu reinado de albedríos impertinentes y, siempre que puedas, aléjate de charlatanes de morales contrariadas, de virtuosismos patrióticos y patéticos idealismos con banderas engoladas. Sé feliz y compártelo y permítete tristezas y llantos para equilibrar el ecosistema de tus biorritmos. Y si alguna vez te viene a la memoria mi nombre y el color de mis iris, dedícame una sonrisa y una benevolencia de placer compartido, disculpa mi impaciencia desde la distancia que nos encuentra y canta conmigo la eterna balada de los enamorados por siempre compartidos en la sed del mundo.