CON LA ETERNIDAD POR DELANTE
-Y ahora ¿qué?...-le preguntó mientras limpiaba la guadaña con precisa parsimonia.
-¿Ahora?... me gustaría que alguien me diese un beso de amor, de esos que perduran más allá de toda memoria- contestó cabizbajo sabiendo que si hay algo que no se puede suplicar es amor verdadero.
-Deja de pedir tonterías, regresa al ataúd y sigue haciéndote el muerto que es lo mejor que has hecho en esta vida. Ahora te queda toda la eternidad para mirar el corazón y no el culo.
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