LAS PALABRAS, LAS NUESTRAS
Los pensamientos elevados están bien, las frases inventadas por filósofos, los engolados versos de los poetas, incluso las historias de los manuales del perfecto ciudadano. En este mundo de palabras vacías me han seducido tanto los panfletos electorales, como la composición del champú anticaspa o los libros de autoayuda que siguen vendiendo paraísos ficticios como Gólgotas ensangrentados. Las palabras me buscan desde que tengo uso de razón y yo las amo con el lascivo envite de un orgasmo fugaz y cierto, consuelo efímero del viento que anda enfermándose de amor léxico. Por eso ellas llegaron a mí así, despojadas del artificio de la gramática y el corsé de la ortografía, cuando sólo balbuceaba incoherencias en aquel mayo de revoluciones iluminadas. Ellas me nombran puta o reina, me liberan del yugo de la razón cotidiana y se entremezclan en mi saliva como volutas de vida que quisieran diluirse en la sangre aparente de los cobardes. Las palabras de los otros están bien, adoptarlas por días o siglos, también, pero sólo aquellas que se han parido con el dolor de la tinta son realmente nuestras, las que nos elevan o entierran definitivamente en el sueño mordaz de los vivos.
6 comentarios
Sacra -
Besos grandes, guapa.
fatima -
Sacra -
CYBRGHOST -
Sigue manejando palabras así de bien.
Sacra -
Besos, abrazos y una eternidad de luz.
angelitapapafrita -