EMPEZAR A MORIR
A veces se empieza a morir despacio,
casi como desdentándose en el lácteo arrecife de la lluvia,
en este abrazo que nos encuentra, ingénuos,
en la oscura prestancia del infinito.
Se empieza a desvivir lentamente
arropada bajo el magma del aburrimiento y la hambruna,
incubando tempestades de olvido perenne
en las sutiles soledades de los pozo vacíos.
Y entonces, como sin nombre,
se inyecta la vida de interrogantes sin preguntas,
de ocasos sin horizonte,
de adioses sin despedida.
¿Qué oscura desazón traerá el filo de su guadaña
en el instante infeliz y copioso de la muerte?
Se empieza a fenecer cuando
sólo quedan puntos suspensivos en la esperanza.
4 comentarios
Nacho -
"A veces llega un momento en que te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente, pero con ganas de morir. Paseando por las calles todo tiene igual color; siento que algo echo en falta, no sé si será el amor".
Bonitas palabras. Un saludo.
Damián -
Gracias.
A do outro lado da xanela -
Beso!
Vicente -
Eres grande, amiga.
Besos y versos.