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SUPERVIVENCIA EMOCIONAL

RECONOCER TU NOMBRE

RECONOCER TU NOMBRE

Para que yo reconozca tu nombre,

alambique desbordado de néctares agridulces,

tendrá que eclosionar la distancia

sobre un holocausto de íntimos atadeceres.

Aquel paraíso, con su soleada manzana,

con su pecado y su hambre,

con su valle de lágrimas sinuosamente pétreo,

desoladamente obtuso y profano.

Para que yo reconozca tu nombre

tendré que morir de nuevo,

agonicamente perfecta,

santificada en el silencio de los ataudes azules.

Tendré que encontrarte sentado a la diestra del hambriento,

a los pies del apaleado y perseguido,

lamiéndole la herida a esa mujer olvidada

en la violación del intento por respirar, un siglo más.

Para que yo reconozca tu nombre

tendrás que resucitarme, junto a Lázaro,

tendrás que perdonarme, perdonarme y amarme

como yo todavía no lo hago.

1 comentario

manolo rubiales -

La anti oración, merecida y necesaria, aunque sea para no implosionar de impotencia espiritual