MUJER EN TRÁNSITO
No podría retener, aunque quisiera,
el frutal capricho de tus brazos,
los pámpanos encaramándose
hacia el tibio temblor de los astros
que ya muestran la desnudez primera,
la temprana sazón,
el lumen perfecto y el azúcar.
Ya vienen reventando de gozo
los fiordos azules que remansan tus dedos
entre un oleaje de mieles cercanas
y cauces de ambrosías.
Es imparable el néctar crepuscular de este orto
mientras abrazan en cascada
este pretérito alumbramiento
de mujer e tránsito.
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