SE HIZO LA PALABRA
Son los minutos de incertidumbre y olvido, la alegría previa al llanto repentino que surge, de repente, sobre las avenidas pletóricas de las indecisas lágrimas.
Es esa desazón que levanta las cortinas tras las que se esconde la esperanza, el picor involuntario entre los recodos de la memoria, la interrogante colgando sobre las ventanas marchitas o ese gesto impreciso de saberse flotando en la soledad del tiempo.
Es el eterno crepúsculo que precede a la noche eterna del telón caído, al profundo pozo del silencio que invade las butacas llenas de corazones hambrientos de lumínica palabra, es esa eternidad de segundos que se dilatan, miedo adentro, por el proceloso océano de un olvido perpetuo.
Y, de repente, el alba de los focos deja caer su amanecer inmenso sobre el páramo cáustico del escenario y la vida invade el vergel de las bocas que estallan en incombustibles hogueras de eternidades remotas. Y se hizo la palabra sobre la fragilidad de los corazones vacíos.
4 comentarios
Sacra -
noah -
Un abrazo de los de verdad
Sacra -
Seguro que habrán otras...
Besazos, guapa mía.
bego -
Y mi corazón estaba, efectivamente, demasiado hambriento de lumínicas palabras como para no cabrearse.
Habrá, espero, otras oportunidades de disfrutaros.