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SUPERVIVENCIA EMOCIONAL

EL DESEO, LA NECESIDAD, LA ENVIDIA... EL DILEMA DE SER

EL DESEO, LA NECESIDAD, LA ENVIDIA... EL DILEMA DE SER

Seguramente todos nos merecemos un trabajo mejor pagado, la novia más guapa y más alta, un reloj más exacto y más caro o unos pantalones con más purpurina y menos cintura. Todos nos merecemos un coche con el retrovisor tuneado de esperanza, unas sandalias con el tacón justo para besar a un Adonis cualquiera o ese collar que engarce el diamante de Liz Taylor sobre un oro fecundado de perfecta elegancia.

Merecer y tener... Desear y esperar... Disfrutar sobre el llanto o penar eternamente sobre la nostalgia de lo nunca conseguido... El deseo es una fuente inagotable que mana dilapidarios sinsabores -y la envidia siempre planeando caricias furtivas, como los cuervos, sobre los campos de trigo y esperanza-.

Antes de desear, quizás, hay que pensar y poner nombre a nuestros deseos y bolsillos, a nuestras necesidades y debilidades, a la sed de los demás, a los olvidos permanentes o las excusas recurrentes, a las neuras inventadas y las otras redimidas. Hay que mirarse el ombligo y las nalgas y ser o no ser, con la dramaturgia justa, en función de la calavera que nos tiemble entre las manos.

 

4 comentarios

Sacra -

Esa es la cuestión, querida Leti, que a veces cuando cae el telón somos conscientes de haber representado la obra que no nos correspondía. Para entonces ya es tarde.

Leti -

Creo que no hay mayor dramaturgia que la que se sucede constantemente entre nuestro ombligo. Es una constante de ser o no ser, de reír o llorar,de aplaudir o aullar... Hasta que caiga el telón, y como decía la canción, TODO ES PURO TEATRO.

Sacra -

La búsqueda de la verdad de nuestros deseos es una tarea de las más difíciles para el ser humano... Eso sí, una vez se ha encontrado no hay que dejarse vencer ni un segundo.
Gracias Yahuan por venir a esta tu casa.
Un saludo gigante.

Yahuan -

Para desear bien y sabiendo qué se desea en verdad, yo creo que es necesario pensar y recapacitar. Cuando lo que se desea verdaderamente hay que luchar sin raparos.