INÚTILES DESEOS
Me he quedado aquí, sentada toda la noche,
tenía demasiada prisa, demasiado miedo,
por eso he contado una a una las estrellas
y, en un péndulo, he engarzado un rayo de luna.
Cosas de viejos, o de locos… inútiles deseos.
Pero ya ves, tenía prisa, estaba lloviendo,
la noche, a pesar de todo, se veía inmensa
con sus astros tan brillantes, tan lejos…
Me he quedado aquí, tenía miedo,
¿no ves?, la muerte me acecha por las esquinas
y aún es pronto para que me encuentre así:
tan desarropada, tan pecaminosa,
tan amante todavía en vida.
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Leti -