DESPUÉS... MÁS ALLÁ
Yo no sé, amor,
que existe tras los ojos cerrados,
tras el pulso yerto,
ni cuando el corazón se apea
de su eterna cabalgadura de latidos.
Quizás la casa siga llena
de estos besos nuestros,
las miradas que nos desnudan
más allá de los iris,
las manos que suavizan y dejan
una estela de caricias por estrenar.
Quizás todo quede aquí, así,
como fetiches inocentes
en un muestrario de sutiles anatomías
confirmando que el amor convivió
en estas paredes que llevan
calcáreos descorches de alegría.
Y futuras generaciones de humanos amorosos,
como en un museo de óleos vivientes,
visitarán las salas aún presentes con nuestros pasos,
para saber, entonces, que el amor incubó
dulces embriones de esperanza
en todos los rincones de nuestra casa.
2 comentarios
Marijose -
ternera -