EL TEATRO DE LA CÁRCEL
Existe un rock de la cárcel, un coro de la cárcel, una cárcel modelo, la "cárcel de papel", "el patio de mi cárcel" y hasta una "cárcel de amor" pero además, a partir de ayer mismo, existe el teatro de la cárcel o, lo que es lo mismo, cómo divertirse haciéndo de la creatividad un símbolo de libertad tras las rejas infranqueables de la prisión. Para ser mi primera experiencia trás los muros del penal fue mucho más que satisfactoria, sobre todo cuando una tiende a valorar la vida como un camino de sinuosos vaivenes en los que cualquier contratiempo puede ser, también, una puerta abierta al crecimiento personal. Vamos que, al final, una acaba quedándose con lo bueno: con esos ojos chispeantes por no haber olvidado la única frase en toda la obra (a pesar de la medicación); con ese gesto, entre sereno y excesivo, que refleja una esquizofrenia controlada; con ese grácil contoneo entre bambalinas que da la metadona. Me quedo con esa caricia en forma de aplauso, el abrazo que descubre vidas truncadas para siempre, ese reconocer mundos parejos a la soledad de mi llanto. El Taller de Teatro P.A.I.E.M.-C.A.M. del Centro Penitenciario Alicante II se hizo meritorio de las unánimes felicitaciones que recibieron de los que allí asistimos (seguramente, la mayoría de estas personas, era la primera vez en su adulta vida que recibían un mínimo gesto de cariño). Los agradecimientos serían eternos, desde los propios funcionarios (incluidos los jefes) que nos allanaron el tortuoso camino a la entrada de las rejas como a la salida al gélido viento levantino; a las doctoras, a los auxiliares, a Merche que anda donando utopías hasta donde le deja su entidad bancaria; a quien preparó ese super-aperitivo de refrescos y empanadillas, como si de una boda se tratara (ya se sabe que para ellos cualquier cambio en la rutina es más que fiesta nacional); a José Manuel González, preso y reciente actor, que leyó mi poema "Fumar mata" con esa habilidad que sólo conciben los inocentes o los enamorados; a mis compañeros de viaje: Javi, Sebas y Loren por hacerme más leve ese tránsito al mundo desconocido de las rejas; pero, sobre todo, gracias a la directora de este taller, que yo sé que ha sido, además, medio bruja, medio consejera, medio hada y, sobre todo, conseguidora de que el "Bar Sonrisas" se llenara, de verdad, de cálidos latidos con los que seguir trabajando, creyendo y esperando que, en cualquier rincón de la vida, existe un mundo mejor. Gracias Begoña...
3 comentarios
Bego -
La verdad es que salió todo tan bien, que yo espero repetir, Leti, para poder seguir contando...
Y también espero encontrar algún día las palabras exactas para explicar todo lo que he sentido ahí adentro.
Leti -
capitán dickson -