ESTOS DÍAS INFAMES
Son estos días infames, Manolita, los que nos tienen desesperadas y taciturnas. Estos vientos que desenhebran la conciencia y despeinan las madrugadas azules de la esperanza. A costa de cualquier alegría se empeñan en amputarnos la fe en el ser humano y nos vuelven, a golpes de rayos catódicos, en transeúntes fugaces que vagan insomnes por las arterias del mundo. El hombre se ha vuelto, de repente, autómata e impreciso. No piensa, no siente y sólo cree en lo que le muestra el telediario de la tres, la sección de sucesos del programa matinal o las varices ambiguas del famoso de turno a la hora de la siesta. Se nos ha muerto Don Quijote, hemos lapidado a pedradas de indiferencia los versos de Machado y la Celestina anda descasando parejas inútiles. Es el tiempo de la intolerancia y el vacío, de coronar al crepúsculo entre paisajes de bruma, de subir a los altares a los vellocinos diseñados con fondos del banco mundial. El mundo está hambriento de abrazos y razones, de besos y justicia, de cercanía y ojos limpios. Son estos días infames, Manolita, los que no nos dejan descansar en la paz de nuestra breve historia de mujeres en tránsito.
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Vicente -
Beso