INVISIBILIDAD DISCONTINUA
Sólo cuando me vuelvo invisible me pienso en arco iris
y me lleno de auroras pinceladas en relieve.
Es lo que tiene nacer bajo el signo de la libélula azul
en el año justo del loto amanecido
o entre la sombra fidedigna del roble que florece
lunas nuevas raíces adentro.
Vengo de esculpir catedrales en los márgenes vírgenes de la noche
por eso, disculpad si entre el hojaldre
se me escapa algún ángel con sonrisa acerada.
Es lo que tiene navegar las calles travestida de insecto,
descruzar los semáforos con daltónica indiferencia
o trepar por los muros austeros de tanta soledad hipotecada.
¡Hay tantos dioses vestidos de mendigos
que ya no sé en qué sombrero colocar la moneda!
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