PATIO VECINAL
Este patio vecinal en el que vivo es, al fin y al cabo, como el propio mundo: cada día está peor. Yo conozco a mis vecinos por sus gritos, por sus peleas, por sus llantos... los besos no se oyen, ni las risas, ni esas alegrías nocturnas de caricias y envites pasionales. Sólo se pueden sentir los recelos y los miedos, estan prendidos en el aire, oreándose entre las sábanas y los calcentines tendidos al sol, esperan secarse, desecarse, amojamarse, amortajarse y olvidarse. Pero el olvido no llega, ni la distancia, tampoco el perdón se acomoda entre las cortinas ni inventa brisas suaves la necesaria tolerancia; nada que no sea el reproche, el grito, la angustia... nada que no signifique dolor convive en este patio vecinal que es, mundo interno, galáxia exterior, expandida soledad en un universo de individualidades dispares.
5 comentarios
capitan garfio -
cabalayka -
Annabel -
pier -
Es una pena que la palabra tolerancia amor y esperanzas se pierdan dentro de esas paredes.
abrazos.
Damián -