LA BENDICIÓN DE LA RESACA
Pues sí, Antonio, que una ya no está para estos trotes etílicos ni estos vaivenes ergonómicos, que por más que una lo intente ya no tenemos el hígado de los veinte ni la cadera de los veintitrés, ni siquiera la resistencia mental de los treinta. Debe ser la memoria que, de tan rebosante de historias maravillosas, no nos deja un hueco para la conversación pausada y plácida, para entender tanta interrogante de tanto vacío sentimental y humano que gira por este mundo que nos cobija. No es la cerveza, es la estupidez del hombre que camina de espaldas a su condición inteligente y amatoria, a su eternidad de luz creativa y luminosa, de su esencia empíricamente mágica. Pero ¿qué te voy a contar yo si cada día debes luchar a brazo partido con un batallón de descorazonados indigentes de la esperanza?... Diremos como aquel poeta que murió de una indigestión de alegría: "Que me sirvan otra copa más que para mañana puede ser demasiado pronto".
2 comentarios
Sacra -
Besos.
Ma O -