A la comunidad internacional y a todas las fuerzas democráticas del continente y el mundo
He corroborado in situ como al hermano pueblo hondureño se le ha pretendido despojar de la soberanía, la institucionalidad democrática y la dignidad. Asimismo he constatado cómo los ciudadanos y ciudadanas defienden sus derechos y la decisión que depositaron en las urnas al elegir democráticamente al Presidente Manuel Zelaya. También he verificado cómo a la luz del golpe militar orquestado por el poder económico y político tradicional se han venido violando los derechos humanos de los hondureños y hondureñas.
Nuevamente vuelvo a ser testigo de cómo un gobierno claramente de facto no da lugar al diálogo, a posibles negociaciones, menos a restablecer la Constitución y la institucionalidad democrática. Asimismo de cómo ha hecho caso omiso y contravenido múltiples resoluciones emanadas del seno de la Organización de Estados Americanos y de la Organización de las Naciones Unidas.
Hoy, ante el inminente riesgo de la violencia y de que ésta se ensañe contra el Presidente Zelaya, en la sede diplomática de Brasil acreditada en Honduras y el movimiento social, exijo:
1. Que se respete y garantice la vida, la integridad física y psicológica del Presidente Manuel Zelaya, sus acompañantes y el cuerpo diplomático que se encuentran en la sede de la Embajada de Brasil en Honduras.
2. El respeto pleno a la inviolabilidad diplomática garantizada en la Convención de Viena y cese del acoso a la sede de la embajada de Brasil ordenado por el gobierno de facto.
3. Que se respete y garantice la libertad de expresión y opinión, la vida y los derechos fundamentales de quienes se expresan y manifiestan en favor de los mismos y la democracia, y que se deje en libertad a las decenas de hondureños detenidos ilegalmente.