TODO LO QUE NO SE DICE
Todo lo que no se dice se queda temblando en los estambres del azafrán, en la mimética hoja del orégano, en la persistente raíz del tomillo que busca el sur perfecto de una brújula enamorada del viento en su imperfecta cordura.
Todo lo que no se dice iverna en el furor de las cañerías agridulces, en la dualidad de los guantes enhebrados con lana de distancia, en las alfombrillas tenaces de los coches sin rumbo que inventan rutas hacia el norte de la luz.
Todo lo que no se dice acaba oculto en los baúles de la tristeza como leves pinzamientos en las vértebras del miedo, como cáusticos sollozos que buscaran la muerte sobre las fosas vacías de huesos y besos, frente al tétrico holocausto de los abrazos inventados.
Todo lo que no se dice, amor: jirones de naufragio sobre los caudales secos de la memoria.